Tras la reciente ampliación del Canal de Panamá pueden deducirse cambios en las reglas del juego que modifiquen el futuro y las oportunidades globales para la región de América Latina y El Caribe, lo que podría aprovechar la región para implementar una agenda logística nacional integrada.
Por un lado, en cuanto a la infraestructura y servicios logísticos, el objetivo de la región sería atraer a las cadenas globales de suministro. Un buen punto para ello es proveer servicios de transporte de carga y logística de clase mundial y cerrar la brecha en el stock de infraestructura.
Toda gran oportunidad de este calado va acompañada de un proceso de gestión y coordinación tanto de las agencias públicas como de las privadas. Por lo que respecta a las primeras, para un desempeño logístico eficiente se requiere un sector público con el foco puesto en en los tres ejes: regional, nacional y local, bajo un mismo programa coordinado con prioridades y objetivos compartidos y con una base de información coherente que ayude a definir las políticas públicas y permita el monitoreo continuo. Diversas organizaciones internacionales apoyan en este sentido a los gobiernos para desarrollar diferentes programas a nivel nacional y regional, como el caso del Banco Interamericano de Desarrollo.
El sector privado también tiene un rol importante en el impacto sobre la región. De la mano de la innovación pueden aportarse soluciones creativas y sostenibles a los desafíos de las cadenas de suministro globales. Una alianza entre ambos sectores seguro facilitará la superación de obstáculos y mejorará los resultados, y por tanto, asegurará el buen funcionamiento de las empresas de la región, consiguiendo así una reducción en los costes logísticos que afectan de manera directa y desproporcionada a las pequeñas y medianas empresas.
Por último, todo este gran proceso de debe ir de la mano de los principios de sostenibilidad en la gestión de la cadena de suministro, por lo que la forma de hacer negocios debe ser un requisito. Hoy en día, y más en el futuro, tanto consumidores como gobiernos exigen tecnologías más limpias, productos más ecológicos, menores emisiones de carbono y prácticas y procesos tanto ambiental como socialmente sustentables. La logística de carga, la distribución de mercancías en el ámbito urbano y en particular, el transporte de carga, no pueden quedarse atrás en este aspecto.[:]